Ayer me puse ha echar números y no veáis lo difícil que es.
viernes, 2 de abril de 2021
De cifras
La busqueda
Cuando iba bajando sabía lo que me esperaba, la gruta era de dimensiones impresionantes, pero estaba tranquilo, algo que me causó sorpresa. A medida que me acercaba al interior el calor era más sofocante. De repente una carcajada suya y todo tembló, me estremeció. Al ver sus pies se podía intuir su envergadura, la cola se movía como con vida propia. Cuando tuve la visión completa de tal ser...no sabría describir la sensación. Sus ojos como el fuego, penetran en tu ser, como un ratón correteando por tu interior. Las orejas puntiagudas, enormes y esos dientes afilados, húmedos, como una sierra que corta el mármol.
Dios del Averno
Tus garras me apresan con fuerza, como las fauces de un lobo hambriento
Huida
El aliento se entrecorta, no se cuanto llevamos corriendo, los cuerpos desnudos, caigo al suelo, su mano delicada pero firme me levanta, siento el terror en su respiración. Pienso mientras corro, merece la pena seguir huyendo??? La luz plateada de la luna se filtra entre las ramas, el sonido de las pisadas gana terreno, de repente un desnivel y pierdo el equilibrio, escucho como mi chica sigue corriendo, ha conseguido mantener el equilibrio. Quiero levantarme pero el golpeteo de las botas pesadas en casi a mi altura. Un hueco a mi lado, me escondo!!! Lo veo pasar, el reflejo del cuchillo estremece mi alma, me siento un ser vil. Pasa los segundos, parecen horas. De repente el ruido de una cuchillada, un grito de dolor que corta la noche, siguen más machetadas. Se que todo acabó, mis lágrimas brotan. No siento fuerzas. Voy a salir.. Sin ella no tiene sentido. Un craqueteo tras de mi, se me eriza la espina dorsal, unos ojos de fuego, fauces salivando. Todo se vuelve caótico, creería volar de no sentir como las aristas de las rocas cortan mi piel. Un golpe en la cabeza. Despierto...si es que he perdido el conocimiento. Su aliento lo noto en la nuca. Calor en el cuello. Un líquido me esta empapamdo, siento dolor, me desgarra...
Las Leyenda
Cuenta la leyenda, de que en un caluroso día de Julio, a un hastiado Ángel, abanicándose debido al insoportable calor, se le fue desprendida una pluma
miércoles, 17 de marzo de 2021
La Casa de los Cuervos
La Casa de los Cuervos
Fue un placer reencontrarme con Kevin, Habían pasado ya muchos años desde que dejara mi pueblo natal, además de por supuesto con Mary y Jordan.
La velada, a pesar de alargarse, la recuerdo como si fuera un espacio corto de tiempo.
Ahora estaba en mi antigua habitación, sombría, un lustro llevaba cerrada desde el fallecimiento de mi madre.
Recordaba a duras penas el reencuentro con mis amigos, sin embargo, por momentos me invadían unos escalofríos que tomaban realidad.
Sentía la humedad, el olor rancio como el cartón seco después de absorber el agua durante una década y un temblor interno que no podía controlar…que no podía descifrar. Veía imágenes de la casa, la cual nunca estuve, aun así, la podía ver con absoluta claridad.La iluminación era tenue, aunque no dificultaba ni el menor detalle, las paredes forradas de roble, ya completamente oscurecido con los años, con una cenefa tallada a mano. Las ventanas con ocho cristales por hoja, también en madera, probablemente castaño ya que estaban lacadas en blanco…al menos debió serlo, ahora con tonos amarillentos y verduzcos entremezclados.
Abrí los ojos y tardé unos segundos a poder distinguir, casi todo estaba igual a lo que recordaba. El poster de Elway permanecía erguido como si un águila imperial se tratase, observándote desde su orgullo natural, aunque eso sí, su camiseta más decolorada por el sol casi de un color ocre amarillento. Los cajones prácticamente vacíos, con algún objeto de los que utilizaba para mis estudios, un par de cromos de Montana y Jerry Rice con sus estadísticas de la temporada, curioso, ni siquiera recuerdo quien me las regaló, ni por que las sigo guardando.
Caminaba por el pasillo, las sombras se movían de una forma antinatural, como si el sol iluminara el bosque a cámara rápida, sin embargo, no había plantas ni un resquicio por donde entrara luz, estaba solo, pero con la sensación de que Mary y Kevin me acompañaban. No quería seguir pero ¿Que puedo hacer? . Nadie te obliga, pero hay algo que te conduce a ello. Una vez has iniciado, todo se vuelve gris, no te apetece entrar, pero sabes que cuando estás dentro no hay marcha atrás, como cuando estás dentro de un túnel de lavado, ¡la claustrofobia no es una opción!
Justo después de tocar el timbre Jordan abrió la puerta, ¡Dios!, ni lo esperaba, ¿había estado toda la noche esperando detrás de la puerta? Caminamos hacía el bar de J.T. con paso alegre comentando las anécdotas de cuando éramos críos, es lo que se hace cuando llevas años sin verte, ¿no? En la terraza, Kevin gesticulaba exageradamente con su forma característica de explicar las cosas mientras Mary lo observaba con sonrisa burlona.
Después de unas horas de cervezas, algo de picar, un par de paquetes de Winston y cuando nos disponíamos a marchar, surgió la conversación, aunque en realidad debería decir que volvió a surgir, a pesar de yo no recordar haberla tenido el día anterior. Todo giraba alrededor de la casa, esa maldita casa, no lo recuerdo, Mary se derrumbó y comenzó a llorar, Kevin repetía una y otra vez que no fue mi culpa… ¿por qué? ¿el qué?
Desperté completamente aturdido e intentaba reaccionar. Tranquilo, tómate el té me repetía Jordan Mary estaba dormida recostada en el sofá con el rímel corrido por las lagrimas vertidas. ¡Tenemos que volver! ¡grité! Kevin me observaba incrédulo.
El recinto en completa penumbra a parte de unos destellos antinaturales, sin lámparas ni ventanas o puertas, un lugar estanco iluminado a ráfagas por luces del averno, pero de un color verdoso como si estuviera en una central nuclear. ¡Maik! ¡Maik!, mi mano se extendía mientras esperaba una respuesta, el llanto, aquel llanto. Conseguí alcanzar el anorak y Maik giro si cara hacía mí, su rostro estaba lleno de pavor, los ojos llorosos, su boca abierta queriendo gritar.
Me levanté de un brinco, estaba sudando.
Eran las nueve cuando llegaba a casa kevin, la calle oscura y con la humedad típica de esta zona del país. Se oían los graznidos de las gaviotas a pesar de que el puerto quedaba a casi un kilómetro de distancia, me penetraban directamente a la cabeza, me helaba la sangre y me dolían las venas como si me hubieran inyectado líquido anticongelante. La cena puesta en la mesa y los comensales esperando a mi llegada como si fuera la última cena.
A pesar que me quería concentrar, mi cabeza daba vueltas, intentaba recordar, pero me era imposible. La sensación de tener esa melodía en la mente, apunto de recordar el nombre o parte de la letra, pero al otro lado de la habitación alguien no para de tocar la batería, no te puedes concentrar y tu momento se desvanece.
Mary charlaba animadamente, sonreía, contagiaba alegría y el vino también ayudaba. Miré fijamente a Jordan. Mis amigos quedaron en silencio, un segundo, casi una eternidad. Kevin dijo: ¡se lo tenemos que contar! Mary negaba con la cabeza, ¡no es necesario volverle a hacer pasar por eso otra vez! Pero en el fondo era lo mejor que podían hacer, estaba a punto de volverme loco.
-Era un invierno más frío de lo normal, comenzó a relatar Jordan…-
Cada vez que pasábamos delante de la casa sentía escalofríos, la casa de los cuervos la llamaban –siempre se oyen, pero nunca se ven-, un día, cuando Maik ya había cumplido los 10 años…
¡Maik! ¡espeté!
El cielo empezó a cerrarse delante de mí, las nubes me rodeaban mientras unos rayos lejanos parecían acercarse a toda velocidad, todo se hacía oscuro de repente, aunque yo sabía que aun estábamos a mediodía, no, no era real, un recuerdo que me atormentaba. Jordan, Mary y Kevin charlaban de forma distendida mientras yo jugaba a lanzarle el balón a Maik, íbamos de camino al bar de J.T., como cada tarde. Yo miraba a la casa de los cuervos con ojos temblorosos, sí, es cierto, me producía un terror inexplicable. Maik comenzó a reírse de mí, a llamarme cobarde, era tan irreverente, tan valiente, bueno tan valiente como puede ser un niño a su edad cuando aún no sientes ningún temor por la muerte. Enfurecido le lancé el balón dentro del jardín de la casa y le reté a que fuera a buscarlo si tan valiente era. ¡ni se lo pensó!
Kevin gritaba, con todas sus fuerzas supongo, yo no lo escuchaba, pero notaba su temor. Cuando quise darme cuenta estaba dentro del jardín, las puertas de hierro se habían cerrado a cal y canto mientras que las hiedras crecían y sellaban las puertas como si de cadenas se tratasen. Maik ya no estaba allí, una tenue luz iluminaba el umbral de la casa, oía su llanto, me adentré sin dudarlo, los muebles estaban impolutos como si una mano mágica les sacara brillo, a pesar de llevar abandonada décadas. Otra vez cruzando el pasillo, otra vez esas sombras.
El llanto es cada vez más cercano, siento la humedad, como una presencia de ultratumba, la sombra de Maik, como una sombra con vida, alargo mi brazo, siento el anorak, tiro hacia mi, todo se ocurece.
-…Hiciste todo lo que pudiste, fue un accidente, no te culpes. Las autoridades dijeron que la viga estaba en mal estado y Maik no debió haberse adentrado en la casa después de recoger el balón.-
Años después de abandonar la institución psiquiátrica no recordaba nada. Ni siquiera que Maik era mi hermano.
¡Tenemos que volver!, repetía una y otra vez.
La noche era ya cerrada cuando nos dispusimos a entrar, Jordan me abrazó y susurrándome al oído me dijo que él se encargaría de contar la historia, lo abracé bien fuerte, sabía que no nos volveríamos a ver.
La casa parecía haber rejuvenecido y estaba iluminada por una luz propia, como si estuviéramos dentro de una luciérnaga.
Al final del pasillo una estancia blanca, poco acorde con la propia casa, parecía invitarnos a entrar. Nuevamente en una dirección que no podía evitar. Entramos juntos, casi cogidos de la mano. todo era blanco y reluciente, como si de azulejos de cocina se tratara, no había luces ni lámparas, pero estaba bien iluminada. Parecía como si fuese el corazón de la propiedad.
Cuando me acercaba a la puerta de final, una sombra empezó a agrandarse, la propia sombra de la puerta cerrándose, no tenía tiempo de llegar y al mismo tiempo un miedo estremecedor recorrió mi cuerpo, me giré para pedir que corrieran a la puerta de entrada… demasiado tarde.
Un doble estruendo al cerrarse las puertas, quería salir de alguna manera, era imposible, ¡habían desaparecido! Estábamos en un bloque hermético, sin resquicios.
Después de varias horas…o quizá un par de días, mi rostro con la barba crecida denotaba la falta de descanso, extasiados de intentar encontrar alguna salida, alguna esperanza, nada tenía sentido.
¡Un momento! ¡si! ¡Jordan está al otro lado! ¡encontrará ayuda!
De repente caí en la cuenta, el tiempo aquí dentro no cuenta. No hay noche ni día, ni alimento ni agua, nada con lo que siquiera quitarnos la vida, estamos como la mosca atrapada en la telaraña esperando inmóvil a perder el último aliento. No tenemos alternativa.
Mary está tumbada, ha perdido el sentido y Kevin… Kevin a su lado, los ojos enrojecidos, una especie de mirada caníbal, de supervivencia inhumana. Siento espasmos en los músculos, cada vez más carente de fuerza. El terror me invade. Kevin ya ha empezado a comer…
Alex, el pez
entraban los rayos de sol oblicuos
reflejando su dorado lomo
con su porte habitual Alex nadaba
sabia que único en su especie
era consciente de la admiración que desataba
tambien envidiado, nunca cometía errores
eran tantos los que caían en las redes de la superficie
Alex vió ese destello especial
era una hembra única
su mirada... no podía apartarla
consciente de su debilidad
nadaba contra voluntad
una sonrisa, un sentimiento fuera de lo normal
un golpe seco, consciente del dolor
cuando sintió el abrasador sol en sus rudas escamas
El Chico que salió del altavoz
Pasaban las noches y Erik se la miraba
sabía que era el amor de su vida
tantas noches soñando con su sonrisa
su dulce despertar
las formas de hacer el amor
ella ni era consciente de su existencia
y lo sufría
era una una noche de tormenta
cuando ella llegó, llevaba el pelo empapado
eso le hacía estar más irresistible
fué un momento mágico
lo miró, sonrió y le dijo algo
el no comprendía, veia sus carnosos labios
un movimiento sensual que no llegó a entender
puso gesto de decepción y marchó
fué cuando Erik comprendió que...
todo se habia acabado...
Tienes lo que te mereces
Tienes lo que te mereces ( 1ª parte )
Tienes lo que te mereces, una frase que repiqueteaba en la cabeza de Mary una y otra vez cual martillo pilón sobre el asfalto.
A fin de cuentas todo encajaba, años de maltratos, corroborados por los más próximos, ningún testigo que viese a nadie entrar o salir de la casa el día de autos e incluso el arma homicida, un pequeño hacha de cocina utilizado para deshuesar la carne, sólo contaba con las huellas dactilares de la esposa.