Cuenta la leyenda, de que en un caluroso día de Julio, a un hastiado Ángel, abanicándose debido al insoportable calor, se le fue desprendida una pluma
Mientras en el vaivén de su descenso, acumulaba gotitas de las nubes.
Esponjas agrupadas en torno a Zeus y la música de las Perseidas.
Un rayo de sol se filtraba entre el hilo celestial, reflejando una luz multicolor.
En un acto de desesperación los arces, cipreses y robles luchaban por estirar sus, en unos casos estilizadas, otros casos ornamentadas o robustas ramas que intentaban acariciar con diminutos dedos, el mágico arco iris que penetraba en la sombría y húmeda tierra.
Los curiosos helechos observaban como una intensa fuerza creaba una dulce semilla.
El brote de una preciosa rosa de ojos verdes, un ángel de cabellos dorados, comenzaba a alumbrar el inhóspito páramo.
Hordas de oscuridad asfixiaban a la más bella flor que jamás engendró el planeta.
En los momentos de mayor debilidad de nuestra princesa un pequeño destello tan intenso, que el mismo fulgor del averno sería la simple sombra de un cañizal.
Empezaba a hacer sucumbir a los enemigos de la preciosa nombrada.
La Luz se reflejó en su hermoso rostro iluminando todo el bosque de manera de que el bosque resplandeció.
Grandes etéreos brazos alumbraban el firmamento.
Dos amantes abrazaban su amor...
Para toda la eternidad
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